martes, 15 de mayo de 2012

El encantador de perros

Hace un añito me dio por ver la tele en inglés para prepararme para entender bien a los americanos. En Miami con el español me hubiera bastado, pero bueno. El caso es que mi programa favorito en inglés era El encantador de perros. Y se me quedó grabada una frase del César Millán, que decía algo así: "Si los americanos se dieran cuenta de que la mejor herramienta para adiestrar un perro es una simple cuerda, se vendría abajo una gran industria." Y qué industria.

En este país es absolutamente increíble la cantidad de chumineces que existen para las mascotas hogareñas. El trato es el siguiente:

- Tú quieres mucho a tu "mejor amigo", ¿verdad?
- Tú quieres educarle muy bien, ¿verdad?
- Tú harías lo mejor por él, ¿verdad?
- Pues si quieres hacerlo, y enseñarle según los últimos descubrimientos científicos, de un modo eficaz y seguro, tienes que comprarle... x, donde x es cualquier objeto inimaginable, y suele correr en paralelo a la estupidez del dueño.

Esto es aplicable a perros, gatos, lagartos, pájaros, peces, y hasta niños. Ahora imagináos todo lo que el americano medio, llamémosle Homer J. Simpson, puede comprar si su estupidez tiende a infinito.

Su tienda favorita será, sin lugar a dudas, PETCO, el gran supermercado para animales. Una gran superficie del tamaño de un supermercado de barrio, donde da gusto entrar porque no dejas de ver chorrada tras chorrada. Y donde no puedes dejar de pensar: ¿y esto para qué sirve?

Además, en PETCO también piensan en los animales. Y hay guardería para los animales mientras compras, y a todos los perretes les regalan una chuche para perros, chuches que a veces dan ganas de comérselas. Así, tus animales quieren volver a la tienda una y otra vez, y antes de salir de casa te pongan carusa de "Papá, ¿me llevas a Petco?".



Hoy nos hemos acordado del Petco porque en el super normal también se encuentran exquisiteces dignas de finos gatetes persas. Y, una vez más, nos han vuelto a sorprender. Hemos encontrado...


...helados para perros. De verdad. Por sólo $3 puedes hacer feliz a tu perro en 4 cómodas tomas. El helado está disponible en varios sabores: menta, cacahuete, y hasta original. ¿Sabrá a helado de verdad? Pero por si acaso no estás totalmente convencido de las bondades del producto, y de lo mucho más que te va a querer tu perro por comprarle esto, en la caja te convencen:
- "Dogsters saluda a toda la gente que celebra a sus mascotas, y a los innumerables voluntarios que alegremente ayudan en el cuidado y bienestar de los animales". (Yo cuido a mi perro, me están convenciendo)
- "Algunas divertidas formas de servir el producto: colóquelo en el suelo, sujete la copa en su mano, o saque el helado y échelo en el bol de su perro" (No se me habían ocurrido ninguna de las tres, fíjate, son expertos)
- "La inspiración detrás de Dogsters son los voluntarios que saben que una persona puede marcar la diferencia, y la gente que supera los retos de la vida cotidiana". (Ahora sí, yo quiero marcar la diferencia y proporcionarle la felicidad a mi cánido, póngame uno de cada sabor)



En fin, este país es un paraíso de chorrazos como pianos. Y nos sigue sorprendiendo el patriotismo de los americanos que compran cualquier cosa con tal de levantar el país. ¡Viva América!

2 comentarios:

  1. Estás ratificando todas y cada una de las impresiones que tenía de los estadounidenses. Que no sé si alegrarme por mi perspicacia o entristecerme por el desperdicio biológico que supone la existencia de una especie tan estúpida.

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  2. Yo me consuelo pensando que 295 millones de memos sostienen un país para que 5 millones de tipos inteligentes hagan grandes cosas juntos. Piénsalo: ¡5 millones! Así tienen el país, número 1 en montones de indicadores.

    El problema es que, para que funcione, los 5 millones deben convencer constantemente a los 295 millones con la trola de que son libres, valientes y los mejores del mundo mundial. Créeme, los 5 millones hacen realmente bien su trabajo.

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