jueves, 12 de abril de 2012

Paul Getty, Los Angeles

Hoy os vamos a presentar una de esas maravillas que aparecen de la nada, las ves y dices: ¿Cómo? ¿Qué hace esto aquí? ¿Por qué no está petado de gente? Sí, esos lugares existen. Y encontramos uno de ellos en Los Angeles, ciudad corriente donde las haya. Hoy nos llena de orgullo y satisfacción presentaros... el Museo y Villa Paul Getty.

El Sr. Getty

El señor Getty fue un rico riquísimo que hizo pasta a base de petróleo. Y como no sabía en qué gastarlo se dedicó a coleccionar arte, como otros muchos. Pero, no contento con eso, el tipo compró unos terrenitos en Malibú, y comenzó a crear una casa-museo para exponer las obras que iba comprando. La casa decidió hacerla tratando de emular cómo era una villa romana del s. I d.C y la abrió en 1954 al público. En 1975 murió el hombre, pero donó mucha pasta a su Fundación. En 1997 la Fundación abrió el nuevo Museo, y trasladó allí parte de la colección, dejando en la Villa las piezas de arte antiguo.

El Museo

El museo está situado en lo alto de una colina en Los Ángeles. Para llegar hay que aparcar en la parte baja y un monorail te sube a lo alto. Es uno de los museos, en cuanto a arquitectura, más bonitos que hemos visitado. Y el emplazamiento, dominando la ciudad, es precioso.



El museo no sé si como museo está muy bien organizado, pero todo te da una paz, una calma... da gusto pasear por el patio, más aún si hace buen día.



¿Y la colección? Oye, pues tiene unas cuantas obras maestras bien majas. Marga se decantó por unos lirios de Van Gogh, y yo... no pude más que hacerme esta foto.



Esta foto va dedicada a Maireen, una bloguera con un concurso muy entretenido. Cada semana publica un fragmento de un cuadro y hay que adivinar el cuadro completo. Lleva ya 20 semanas, y para nosotros es un vicio. Pasaros por su blog y animaos a participar.

La Villa

Al día siguiente, de casualidad, encontramos la Villa. ¡Menuda! A mí que me gusta la Hª de Roma me flipó... buf, te hacía sentirte de verdad como si estuvieras a punto de reunirte con Pijus Magnificus. La entrada estaba presidida por un teatro que no era de cartón piedra como les gusta a los americanos. Además, los romanos tenían pintados los teatros, y aquí ya te haces una idea de cómo debía ser realmente.



El interior es la típica villa romana con su vestíbulo, su atrio, el peristilo... hasta impluvium tenían. Casi se me caen las lágrimas de la emoción. Menuda choza.



Y la mejor parte, toda la zona de jardines que tenía por detrás. Daba gusto pasear, salir al jardín, entrar y admirar alguna de las 1.400 obras romanas y griegas que tenían expuestas, y terminar en la cafetería o una tienda con una selección muy buena de libros de Historia.



Nuestro amigo Sergio se vino también y, aunque no es tan aficionado al arte, le gustó mucho. En definitiva, para nosotros fue toda una sorpresa. Y si a uno le gusta el arte, merece la pena la visita a Los Angeles. Y ya de paso se puede ver Hollywood Boulevard y Santa Mónica, de los que os hablaremos otro día.

2 comentarios:

  1. josu tio, eres un abuson, ganas todas las semanas en el blog ese...

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  2. Calla, que estamos Marga, sus padres y yo enganchaditos a la Maireen. Y si no sé alguna, no puedo parar hasta encontrar la respuesta.

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