martes, 10 de abril de 2012

La Roca

Hace unos años me flipé bastante con la peli de Sean Connery y Nicholas Cage, La Roca. Y, claro, no podíamos dejar pasar la ocasión de visitar Alcatraz en San Francisco.



Esta es una de las atracciones estrella de la ciudad. Sólo un barquito tiene el permiso para llevar turistas. Si pensáis ir, comprad las entradas por Internet, porque aquí, afortunadamente, tienen bastante limitadas las plazas. Igualito que la Estatua de la Libertad. Nosotros cuando fuimos no había entradas ya para ese día, y no había casi gente haciendo cola. Lo dicho: Internet. Otro truco: se puede renunciar a la audioguía, y te ahorras un tercio del ticket casi, pero tienes que avisarles cuando ya estás dentro, antes de que te den la audioguía.

La visita fue bastante gañana. Según bajamos del barco, una guía de los Parques (la amiga del oso Yogui) reunía a la manada. Decidimos que era el momento oportuno para huir porque, básicamente, no se le entendía nadita. Mientras ascendíamos como alma que lleva el diablo me puse a explicar la isla. Y reprodujimos alguna escena de la peli.

-Antiguamente esto era un fuerte de la Guerra Civil...
-¡Vaya!, ¿En serio? ¡Qué interesante! ¡A mi también me apasiona la historia! Si le parece, dejaremos la ruta turística para otro momento, pero ahora... yo... sólo estoy buscando unos cohetes.


En fin, la manada nos dio alcance (son implacables) al entrar a los barracones. Y todos, sin excepción, se ponían sus super audioguías. Menudas, chachis, chachis... empezaban a contarte qué pasaba, ponían soniditos de celdas cerrándose, desgarradores gritos de presos... y muchos testimonios. Según íbamos pasando por los pasillos sabíamos qué pasaba porque un montón de gordos se giraban de pronto y miraban a un rinconcito, o se quedaban monguis mirando a una celda.



Aparte de las típicas historias de fugas y de un motín, Alcatraz lo que tiene es que tuvo a presos muy famosos. Y que costaba una pasta el mantenimiento: muchos guardias vivían en la isla con sus familias, había que mover todos los suministros (niños y agua incluida) por barco, el alcaide tenía una mansión en la isla...

Lo que sí nos pareció curioso fue el tener San Francisco tan cerquita. Tenían que verlo los presos todos los días por el comedor, y debía ser jodido el tema. Así muchos intentaron escapar, pero dicen que las corrientes son muy perras por la zona.



Está muy bien montado, tienen varias partes en plan "como cuando funcionaba", y se podía visitar bastante parte de la isla. Y otro atractivo son las aves, los inquilinos actuales de La Roca. Había unas gaviotas del tamaño de un Doberman.

En definitiva, una visita de lo más recomendable. Os llevará unas 3 horitas y el barco se pilla en la zona turística, así que no os lo podéis perder.

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