martes, 21 de febrero de 2012

Muchachada around the world. Hoy... San Petersburgo

¿San Petersburgo, Rusia? No, hoy... San Petersburgo, Florida. El domingo pasado estuvimos en esta ciudad al oeste de Florida, al ladico de Tampa (que no Tampax, jeje, esa es buena, apúntatela Hulk Hogan). Y llegamos a dos conclusiones: se duerme muy mal en S. Petersburgo, da igual si ruso o americano; y dos, a veces los americanos tienen a bien sorprenderte. Vamos al tema.

El sábado salimos de Siesta Key al anochecer, con la seguridad de que podríamos encontrar sitio fácilmente. Meeec, ¡error! Se encuentra sitio fácilmente cuando estás fuera de temporada, o lejos del turisteo. Pero como pretendas encontrar sitio en una ciudad medio turística... prepara los billetacos.

Habíamos echado un ojo por internet a un par de sitios y ahí que nos fuimos tan convencidos. Llegamos... "NO VACANCY" (no hay habitaciones). Bueno, busquemos otro. Nos vamos a uno que no tiene mala pinta. ¡Hay habitaciones! A 120 dólares la noche. ¡Ja! Seguimos dando vueltas y vueltas. El caso es que la carretera estaba plagada de sitios para dormir. Pero los conocidos no tenían sitio o eran carísimos. Y los desconocidos... pues parecía que eran por horas. En uno hasta había un coche de policía aparcado...

Después de descartar éstos, conseguimos encontrar un motel. El peor hotel donde hemos dormido en nuestras vidas. Garantizado. Crystal Inn. Huid. Los 40 dólares peor gastados nunca. Ayer, al volver a Miami, echamos toda la ropa a lavar, porque hasta la ropa de la maleta había adquirido un olor a tabaco rancio.



Vamos con la parte alegre. Por la mañana nos fuimos a visitar el Museo Dalí. ¿En San Petersburgo? Pues sí. Hay un museaco enorme dedicado al español. Y no está nada mal, la verdad. Tiene obras que, sin ser las más famosas, son bastante buenas.

El edificio está situado frente a la bahía, y es muy curioso. Es una mole de cementaco a la que han añadido unos paneles tridimensionales para que entre luz sin que los huracanes le afecten.





El resto del museo tiene bastantes guiños a Dalí, como las escaleras de dentro, o los mini-jardines que tienen fuera, llenos de chorradacas como unos bigotes de cartón piedra, un árbol de los deseos, o... bueno, cosas surrealistas.





En fin, que nos han sorprendido nuevamente. Y, como Homer, no dejamos de aprender aunque estemos en un museo...

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