miércoles, 8 de febrero de 2012

Experiencia pseudoespañola, ja!

Hoy hemos podido comprobar que ni siquiera los creadores de la producción en cadena saben llevarla a cabo. Sí, es cierto, hoy hemos ido a los "Cien Montaditos" que nos acaban de abrir al laíco de casa y lo hemos podido comprobar.

Habíamos quedado con unos amigos (también de España) para contarnos qué tal nos iba la vida por Miami y para rememorar la vida en nuestro amado terruño comiéndonos unos montaditos de jamón y queso ibérico (yo creía que el queso era manchego, pero aquí lo tenían ibérico, que es más auténtico todavía).

El caso es que cuando hemos llegado, ellos ya habían pedido hacía media hora y estaban esperando a que les llamaran. El local estaba hasta arriba con unas colas de aquí a Lima. ¿Por qué? Porque aquí los wednesday tienen todo a un dolarito.



En fin, hemos pedido nosotros y nos hemos puesto a esperar también mientras criticábamos "amablemente" la forma de ser de esta gente y alabábamos que hubieran puesto algo tan español tan cerca de casa. Que servían cerveza Mahou y todo.

Pero claro, una hora después, los montaditos de nuestros amigos y los nuestros propios aún no habían salido. Así que hemos empezado a sospechar de que ese brío característico de nuestro carácter (no es por fardar, simplemente pensad en lo que tardan en serviros un bocadillo de calamares en cualquier bareto de la Plaza Mayor) no se veía por ninguna parte y que, por lo tanto, la cocina del local debía estar funcionando a "ritmo caribeño".

Ya hartos nos hemos empezado a amontonar en el hueco por el que salían los montaditos y hemos podido observar la cocina: un mogollón de personas con uniforme moviéndose de un lado a otro a modo de hormiguero cuando le das un pisotón. Pero...¿estos no saben estarse quietecitos, pasándose de unos a otros el bocadillines y rellenándolos con los ingredientes que a cada uno le corresponda? No.

La solución final ha sido ir a la tipa más cercana de cocina, señalarle el nombre que ponía en nuestro ticket y, para sorpresa nuestra, la tía enganchaba toooooooda la tira de tickets que le estaban saliendo por la máquina (que hacían montaña) e iba buscando uno a uno hasta que encontraba el mismo nombre en alguno de ellos.

¿Y el resto? ¿Qué pasa con la gente que no está viniendo a reclamar su nombre en el ticket de cocina? Creo que aún siguen allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario