lunes, 14 de noviembre de 2011

Los gilís

Un nuevo sueño se ha hecho realidad. Ayer, en Boston, tuvimos la ocasión de ir a Gili-Landia, la mayor concentración de gilis del mundo. Y me sentí genial.

En mis años locos de teleco siempre soñé con poder seguir estudiando en una institución americana con un aura mítica: entre sus paredes se criaban genios y todos eran quasar-listísimos. Hasta se rumoreaba que El Agrio, profesor de Mate del cole (uno de los mejores que he tenido, por cierto) había estudiado allí (el rumor decía que luego la NASA le había querido contratar, pero prefirió dar clases a anacletos como nosotros).

Estoy hablando del...



El MASSACHUSSETS INSTITUTE OF TECHNOLOGY (mira cómo se me pone la carne de gallinaca), ¡El MIT! (joróbate Potro, a ver cuándo lo visitas)

Todo esto está en un campus enorme, lleno de laboratorios y edificios rarunos. Aparte de contar con 8 premios Nobel, alguno todavía dando clases, este sitio es uno de los mejores del mundo en cuanto a tecnología. Segun entramos, Marga pudo observar en mí algo que hacía tiempo se había ocultado. Ayer domingo comencé a decir "¡Ni!", a dar datos absurdos, a tirar piedras al suelo como si fueran dados, a calcular probabilidades... me transformé en un... ¡GILÍ! (sí, se puede ser aún más).



De hecho, en el museo encontré cómo hubiera sido yo hoy en día si mi sueño se hubiera hecho realidad. He de decir que me corté el pelete así durante años y tuve unas gafas iguales, porque era "importante ver lo que había en todas direcciones". Menos mal que cambié.



Estaba todo de gilís hasta la cencerreta, y eso que era domingo. Imaginaos el lunes. Había muchos gilís, se respiraba el ambiente a Dragones y Mazmorras. Los números flotaban en el ambiente. Por un momento hasta nos entró la "listura" por los poros y me pareció muy curioso un libro de diseño de circuitos con VHDL. A Marga lo único que se le ocurrió fue la palabra quásar-inteligente sin saber lo que significaba quásar. Está claro que no es gilí.

La visita concluyó con una lagrimilla por la carrera que abandoné en favor de la educación. Eso sí, la lagrimilla no pudo evitar que nos riéramos de los pobres gilís, reconocibles hasta de espaldas.



De todas formas, viendo el paso de los años, y que no llegué a tan listo como para ser un Sheldon, creo que en el MIT me hubiera pasado lo que a Homer:



Y éste sería yo si hoy en día volviera a clase, no sé cómo pude con la ingeniería.

2 comentarios:

  1. A mi me ponías más antes...jejeje

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  2. Sin duda, el centro del mundo.

    Ave Ña, los que se quedaron más lejos te saludan!

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