martes, 11 de octubre de 2011

Sacados de un chiste

"Parece que nos han sacado de un chiste". Ayer estuvimos explorando otra de las grandes opciones que ofrece esta ciudad: otro centro comercial. Uno diseñado para gente de otra categoría social bien distinta a la nuestra.

Nos habían hablado de este sitio y aunque nos dijeron que había gente con pasta... no hicimos ni caso. Ahí que nos fuimos con nuestras camisetas y nuestras chanclas del Decathlon. Y, claro, fue entrar y sentirnos como el payaso desteñido de Micolor.

El sitio en cuestión era un centro comercial con unas galerías que miraban a un jardín japonés. La gente paseando tranquilamente... vamos, como sitio para pasear estaba estupendo.



Una de las diferencias entre Miami y Madrid es que en Madrid las tiendas hiperespecializadas son pequeñas y están en sitios recónditos. Aquí no. Aquí son enormes y están en cualquier centro comercial. El problema viene cuando la tienda mola muchísimo, pero de tan buena que es te da dolor de corazón hasta pisarles el parqué. Aun así, no pudimos evitar hollar esta "tiendecita".



Madre del amor hermoso. Se nos debió volver a poner la cara de Paco Martínez Soria al llegar a la ciudad, porque tenía cosas... bueno, yo no las había visto nunca, pero se supone que servían para cocinar exquisiteces. Tenían hasta... ¡¡un pasapuré!! Casi se nos caen las lágrimas de la alegría al verlos. Pero nuestra dicha duró poco. Tenían tres modelos: 30, 50 y 150 dólares. Y nos despedimos con un "gracias, ya si eso me lo pienso" mientras delicadas señoras preguntaban por los cursos de cocina in-situ o las ollas de cobre. Marga decía que la gente directamente cogía las cosas y pagaba sin mirar el precio. Definitivamente, nada que ver con nosotros.

Donde sí coincidíamos era en lo de ser humanos. Quizá no tan cursis como ellos, pero también tenemos nuestro corazoncito, que se reblandeció al encontrarnos esto otro:



En fin, cada día tenemos más claro que nuestra clase es más bien la de los pisos de abajo. Aunque aún sueño con el cuento de la lechera (y esta cara se me queda) de que Marga algún día se haga rica y famosa y me tenga viviendo del cuento.



P.D: Algunos han pedido que deje de chupar cámara. La respuesta es sencilla: Marga no puede salir en las fotos porque yo hago las fotos con el culo. (¡El profe ha dicho culo!)

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