viernes, 16 de septiembre de 2011

Newspaper vending machine

Muchachada, el otro día vi esto y no pude evitar hacerle una foto y publicar una entrada.



Máquinas expendedoras de periódicos, sí, y a montones por doquier.

En esta bonita ciudad, los kioscos de toda la vida, el kiosco de barrio donde el simpático kiosquero te vuelve a pedir el fascículo de la estúpida colección que estás haciendo y que se te olvidó ir a comprar el último domingo, no existe. Sí, muchachada, aquí esos preciosos comercios no existen. ¿Dónde se van a comprar los niños los cromos de la última colección de Panini de moda en el cole? ¿Dónde las preocupadas madres por el bienestar de sus seres más queridos se van a comprar el Saber Vivir? ¿Dónde la vecina cotilla y las peluquerías de señoras se van a comprar el Hola y el Qué Me Dices? Y, sobre todo, ¿dónde va el hombre de la casa, el cabeza de familia que tras currar durante toda la semana quiere disfrutar del domingo con la prensa y el dominical?

Sólo tengo respuesta a la última pregunta, y todo se lo debo una vez más, a nuestros queridos Simpsons, ejemplares magníficos de la vida del americano medio. Creo que en cuanto veáis las imágenes, recordaréis la maravillosa escena.





[Siento no poder poner el vídeo en el blog por impedimentos técnicos, pero os pongo un enlace al vídeo www.dalealplay.com/informaciondecontenido.php?con=41016 en el que a partir del minuto 2:55 podréis disfrutar de la secuencia completa]

Y, como colofón, una última reflexión: ¿Qué hubiera sido de "Cuéntame cómo pasó" y de "Barrio Sésamo" sin nuestros queridos kiosqueros Cervan y Joaquín?



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